La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días
Mujeres, se habla muy a menudo de nuestro amor, de nuestro desamor, de las penas y congojas que muchas veces atormentan nuestro corazón, nos niegan y nos negamos a nosotras mismas a ser la alegría del mundo.
Siempre pensamos en hacer felices a los que nos rodean, en especial a nuestra pareja, y cuando ésta por cualquier circunstancia nos abandona, o se aleja, adoptamos el triste papel de victimas, lamentamos una y otra vez, a viva voz lo que nos duele, lo que sufrimos, y regamos incansablemente nuestro camino de lagrimas y lamentos, y muchas veces, con cólera contra aquel “desgraciado” que se llevo nuestra sonrisa, nuestro deseo de vivir.
¡BASTA YA!
Dejemos de ser la “pobrecita de la película” dejemos que nuestros ojos se sequen para renacer y luchar por nosotras,
vamos a cambiar esa imagen de la “abandonada” por la de la mujer guerrera y valiente que se levanta, y lucha contra viento y marea.
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